Teresa Graells

A Teresa Graells la hemos acompañado en los últimos años de su vida. Durante muchos de estos años ha sido una mujer fuerte, ágil y le gustaba disfrutar la comunidad, la pastoral y los paseos.

Ha sido siempre una hermana pacífica y de mente abierta. Gracias a su temple somos la comunidad que somos: de acogida y sin miedo a recibir a quien venga: aprendimos de ella un fuerte deseo de hospitalidad, de hacer sentir en casa a quien viniese.

Tenía aún algo de niña: se alegraba con las alegrías de los demás y se afligía con los dolores, con un corazón inocente.

Si bien no veía bien nos acompañaba en muchas acciones pastorales con serenidad y confianza.

Su ancianidad ha sido serena, alegre; se fue adaptando con normalidad a cada pequeña cosa le generaba alguna vulnerabilidad. Se sentia cuidada y lo agradecía en continuación: “Gracias por todo”. Tere se alegraba de recibirnos cada día para el saludo, para compartir las cosas de la congregación. Todos los días rezaba su rosario con mucha piedad y participaba hasta los últimos días de la eucaristía por TV.

No se dormía sin la oración de la noche acompañada de Irma. Con Teresa hemos experimentado que aunque la ancianidad te vaya limitando y no partícipes de todos los espacios, la fraternidad se crea más allá de esto con una enorme fuerza. Creemos que María Teresa intercede por nosotras, por todas en el cielo donde abraza a sus seres queridos, a su querida Ana María y al Señor de la vida al cual le ha entregado la vida hasta el final con gozo y fidelidad.

Gracias Tere!

Hna. Constaza Mattera