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María Rosa Quaranta

Villa Allende (Argentina)
14 de diciembre de 2020
Mª Rosa Quaranta (2).JPG

“Me  voy  a prepararles un lugar -decía Jesús-

cuando vaya y les prepare el lugar vendré de

nuevo a llevarlos a mi casa, para que donde

Yo esté estén también ustedes.” (Jn 14,2-3)

 

Nicolás Quaranta y Rosa Francisca Manzione, italianos de origen, emigraron con sus familias a nuestra tierra buscando un futuro mejor entusiasmados por las oportunidades que les ofrecía la entonces próspera patria Argentina. Ambas familias se instalaron en el barrio de Nueva Pompeya,  Ciudad de Buenos Aires Nicolás y Rosa se conocieron y contrajeron matrimonio muy jóvenes, trabajaron con esmero para consolidar su hogar y ofrecer lo mejor a los hijos que pudieran tener.

           

El 11 de octubre de 1941, el Señor bendijo el hogar con la llegada de María Rosa. Fue bautizada al cumplir su primer año de vida el 11 de octubre de 1942 en el Santuario de Nuestra Señora de Pompeya. Fue confirmada el 1º de noviembre de 1948. Hizo su primera comunión en el colegio de las Hnas. Franciscanas, vecinas de su casa paterna.

 

En agosto de 1946 nace su hermano Miguel Rubén.

 

A partir de 5º Grado, año 1952, María Rosa cursará sus estudios en el Instituto "Ana María Janer" de Flores. Capaz, aplicada y responsable empieza su escuela media en 1954, egresa en el año 1958 con el título de Perito Mercantil

 

En 1959 ingresa a la carrera de Economía en la Universidad Católica Argentina Santa María de Buenos Aires (entre sus docentes se encuentra el Padre Eduardo Pironio). Egresa con el título de Licenciada en Economía. 

 

Durante sus años de estudio participa activamente en la Congregación Mariana en el Colegio y se oficializa como miembro de la Acción Católica en la Parroquia de San José de Flores. Descubre que el Señor la llama a seguirlo más de cerca, pero por razones familiares debe postergar su entrada a la Vida Religiosa.           

 

Terminada su carrera universitaria ingresa al Postulantado el 1 de junio de 1964. Comienza su Noviciado el 9 de enero de 1965. Realiza su Primera Profesión el 11 de febrero de 1967 y sus Votos Perpetuos el 2 de febrero de 1972.

 

Dotada de una gran capacidad intelectual y de trabajo, espíritu práctico y emprendedor, hace frente a las dificultades con entereza, asume con entrega los servicios congregacionales que se le fueron encomendando: Dirección del Instituto Obispo Caixal, Superiora de la comunidad de Córdoba. En abril de 1982, es designada Directora del Instituto Ana María Janer. En distintos momentos fue también Representante Legal, superiora de la comunidad y miembro el Gobierno Provincial.

 

En el año 2012 fue destinada a la Comunidad de Cosquín donde participa del equipo directivo del Colegio. En 2016 es destinada a la Comunidad de Villa Allende.

 

En el año 2018 aparece con fuerza su enfermedad. Es sometida a una intervención quirúrgica y posteriormente, y a lo largo de ese año y de 2019, a tratamiento de quimioterapia. Sabe que su enfermedad es terminal pero no pierde la paz, la alegría, ni la iniciativa para hacer todo lo que está a su alcance en favor de los demás y de la casa. En enero de 2020 debe ser sometida a una nueva intervención quirúrgica de la que se recupera, pero la enfermedad sigue su curso inexorablemente.

           

A quienes compartimos con ella estos años nos dejó un gran ejemplo de entrega y fortaleza, de docilidad a la voluntad de Dios, de amor y confianza a la Virgen. No la oímos quejarse ni exigir nada. Expresaba su gratitud ante todo servicio que se le ofrecía. Gracias, gracias por todo. Algunas noches sus enfermeras la oían rezar y pedirle al Señor y a la Virgen que la llevaran. “Ya está Señor, llévame a tu casa”.

 

Los testimonios de docentes y profesionales con los que compartió tantos años de trabajo, la recuerdan por su generosidad, su sonrisa, su trato amable y acogedor a pesar de ser naturalmente de pocas palabras, por su prudencia, por su mirada atenta  para percibir una pena o preocupación y su cercanía para brindar consejo y apoyo cuando era necesario.  

 

Las últimas semanas de su enfermedad fueron de mucho dolor.  Se le brindaron cuidados paliativos que le ayudaran a sobrellevarlo. El 14 de diciembre a las 4:35h, con mucha serenidad, mientras la acompañábamos rezando a la Sagrada Familia y cantando a la Virgen, entregó su alma al Señor.

 

Al decir de José Luis Martín Descalzo en El Testamento del Pájaro Solitario: “Vio la luz. La luz que entraba por todas las ventanas de su vida. Vio que el dolor precipitó la huida y entendió que la muerte ya no estaba”.

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