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Carmen Cugat Alsinet

La Seu d'Urgell (Lleida)
29 de junio de 2019
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“En Ana María Janer el amor personal al Verbo encarnado

se transforma en fuente inagotable de caridad hacia el prójimo.

La caridad es el centro del su proyecto de vida

y la nota dominante de todo su hacer." (C.E.M. 2.3)

 

“Amarte y servirte siempre y en todo”. Puede ser el resumen de la vida de la HNA. CARMEN CUGAT ALSINET, que nos ha dejado: “No os preocupéis por mí, id haciendo, estoy bien.” Son palabras que oíamos de sus labios hasta el último momento. No quería molestar, no quería dar trabajo. Y lo consiguió, porque se nos fue como de puntitas, sin hacer ruido, dejándonos una paz y serenidad que ciertamente sólo puede ser un regalo de Dios por medio de ella.

 

La Hermana Carmen nació en Tiurana el 14 de abril de 1931, de unos padres, Matías y Concepción, profundamente cristianos y que supieron educar a sus hijos en esa misma fe. Educación que, recibida en el propio hogar, da una solidez y firmeza de por vida. Es en este ambiente que ella vivió su infancia. La educación recibida en la familia continuó creciendo y madurando con la ayuda de las Hermanas de la Sagrada Familia de Urgell en el colegio de Lleida, donde sus padres la llevaron para ayudar a una mayor maduración humana, cristiana, religiosa, cultural, profesional…, hasta cumplir los 17 años. Se supone que es en ese ambiente donde ella siente la llamada del Señor a seguirle más de cerca proponiéndoselo a sus padres, que no lo aceptaron hasta que fuera mayor de edad, es decir a los 21 años. Ella obediente, sabiendo que sus padres buscaban lo mejor para ella, supo esperar pacientemente el momento de Dios para hacer realidad sus deseos de entregarse totalmente al Señor y así, con la autorización de sus padres, vuelva con sus “monjas” para empezar la primera experiencia vocacional a la Vida Consagrada como Postulante, en el Instituto de las Hermanas de la Sagrada Familia de Urgell, en el pueblo de Masnou (Barcelona). Lugar donde todas, en aquel tiempo, hacíamos la experiencia de Postulante con seis meses de duración para luego pasar a la segunda etapa formativa en el Noviciado, viajando a La Seo de Urgel donde estaba establecida en aquella época esta nueva etapa de intensa formación religiosa y congregacional con dos años de duración. Era el año 1952. El año 1954 hizo su primera profesión mediante los Votos de Pobreza, Castidad y Obediencia.

 

Poco tiempo después fue destinada al Colegio como maestra de labores de 3ª división y prestar otros servicios de atención a las alumnas internas y externas en el comedor, estudios, etc., siempre con su talante servicial, delicado, al estilo de la Beata Ana María Janer, y como ella, peregrinando de casa en casa donde la obediencia la enviaba, en los diversos destinos, sirviendo y ayudando en la misión de cada lugar.

Siempre preocupada por los demás y sus necesidades, se olvidaba de ella misma, viviendo las bienaventuranzas sin medida, dando y dándose. “Todo lo que hacéis a cada uno de estos hermanos más pequeños, a mi me lo hacéis” (Mt. 5, 3-12).

 

En la Casa Asilo y Colegio de San Andrés, donde prestó sus servicios durante 22 años, como encargada de la cocina, y donde cada día se hacían comida para más de 500 y 600 personas, su caridad y dulzura, su paciencia y buen trato, hacia los niños, ancianos, maestros, personal de servicio, Hermanas de la Comunidad, profesionales, sacerdotes, etc., fue siempre a manos llenas y sin cálculos. Bien podemos decir:” una vida para los otros”, como buena imitadora de la Beata Ana María Janer.

 

Y de San Andrés a La Seu d'Urgell, donde hace más de 20 años que llegó ocupando el lugar de encargada de las compras y supervisora de la cocina, oficio que ha desarrollado hasta el final de sus días con gran eficacia y dedicación, elegancia y caridad exquisita, olvidándose de ella misma para mejor atender a los demás. “no sufráis, no sufráis por mí, estoy bien”. Eso lo repetía constantemente, aunque no se encontrara bien.

Una enfermedad en diferentes fases, pero sin declararse, grave y terminar hasta el final, en una semana la ha llevado al final de su vida entre nosotras. Tres días vividos en el Hospital de Seo de Urgel, acompañada siempre por las Hermanas de la Comunidad y por sus familiares. Tres días que han marcado lo que ha sido toda su vida.

 

SERVICIO, ENTREGA, DONACIÓN… Amarte y servirte siempre y en todo con el fuego del amor” Bien seguro que en su momento escuchó de labios de Jesús: “Entra porque tu lámpara siempre ardió”.

El servicio médico asistencial, en todo momento, ha sido insuperable y gran soporte para todas nosotras y su familia.

-Comunidad de La Seu d'Urgell-

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