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Pilar Lago Armingol

Peñagrande (Madrid)
26 de noviembre de 2020
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-FECHAS SEÑALADAS EN SU VIDA Y MISIÓN-

  • Nació en Sevilla, el 23 de octubre 1930. 

  • Llegó a Argentina el 18 de julio de 1953: a los 22 años de edad.

  • Destinada en Villa Ballester (Buenos Aires): en 1953

  • En el Colegio Janer: en 1954

  • En el Hogar Maternal (Córdoba, Argentina): en 1955

  • El 19 de abril de 1956 pasa a Uruguay (Fundación de Progreso), donde permaneció hasta 1983, en que fue destinada a España: Provincia de Castilla.

  • En ella: a la comunidad de la Residencia de Ancianos “San Roque” de Villalón de Campos (Valladolid) y, posteriormente, a la de “Canuto Hevia” en Pola de Lena (Asturias) hasta el día 11 de julio de 2020, que la trajeron a nuestra comunidad, a punto de cumplir sus 90 años; cumpleaños que “celebró” estando ingresada en el hospital Cruz Roja de Madrid, donde ha fallecido el día 26 de noviembre 2020 a las 20:30 horas. 

-NOTA ENVIADA A LA SUPERIORA GENERAL LAURA GARIONE

POR LA HERMANA DELEGADA, VERÓNICA MEJÍA-

«Pilar ha sido del grupo de las 5 primeras hermanas que estuvieron disponibles para la nueva fundación en Uruguay en el año 1955.

Hay que situarse el contexto de esta fundación. Fue la llamada “revolución”, uno de los gobiernos de Presidencia de Argentina del Presidente General Perón, donde se dieron algunos episodios de persecución religiosa, quema de iglesias en Buenos Aires... Para nuestras hermanas españolas no era difícil remontarse rápidamente a lo vivido años atrás en España.

Muy activas las 5 hermanas en la localidad de Los Cerrillos, departamento de Canelones, Uruguay, se supieron asesorar por Congregaciones con más tiempo de presencia en el país, lo que les ayudó a insertarse en esa nueva realidad. Se entregaron con alegría al trabajo en el Colegio que nacía bajo la sombra de la comunidad Parroquial del pueblo y también a los pocos años a la fundación, en una ciudad pequeña cercana, Progreso. Valoraban mucho por aquellos primeros años fundacionales la visita de las hermanas de la comunidad de Buenos Aires, Argentina, que, con cierta frecuencia, iban a Los Cerrillos a descansar y se llevaban de regreso productos de granja, que seguramente Pilar y el resto de las hermanas preparaban con esmero y cariño fraterno. A Pilar la recuerdan particularmente porque era muy alegre y les enseñaba a bailar las sevillanas...

Permaneció en Uruguay hasta el año 1982. Fueron 27 años de entrega fecunda en tierras orientales, como se suele hacer referencia a este país en Latinoamérica. Al regresar a España fue destinada a Villalón de Campos, a la residencia donde permaneció sólo el año 1983. Al año siguiente, en 1984, fue destinada a Pola de Lena – Residencia.»

-Hna. Verónica Mejía-

-MONICIÓN DE ENTRADA DE LA MISA DE EXEQUIAS POR NUESTRA HERMANA PILAR-

Queridos hermanos y hermanas:

De nuevo el Señor nos convoca en torno al altar para despedir a una de nuestras hermanas de comunidad: Pilar.

“El Señor nos la dio, el Señor nos la quitó…”

Nos la trajeron de la Residencia de Pola de Lena el día 11 de julio… y el Señor ha querido llevársela al atardecer del día 26 de noviembre, después de casi dos meses ingresada en el hospital “Cruz Roja” de Madrid. Quería quedarse en esta comunidad, con nosotras, hasta el final..., y no hemos podido ni acompañarla durante su hospitalización, ni despedirla a la hora de su muerte.

 

Bondadosa, cariñosa, alegre, muy educada y agradecida, amante de la lectura, piadosa, especialmente devota de la Virgen María en su advocación de la Medalla Milagrosa que celebrábamos precisamente ayer…, así era nuestra hermana.

  

Fruto de una familia profundamente cristiana, cuyos padres entregaron al Señor en nuestra Congregación a dos de sus hijas: Ana María, fallecida en Sevilla hace más de 40 años, y Pilar. Dedicó buena parte de su vida, en Latinoamérica, a la enseñanza. Después, ya en España, en las comunidades de Villalón de Campos y Pola de Lena, a la atención de los ancianos en las Residencias respectivas.

 

Damos gracias a Dios por Pilar, nuestra querida hermana. Por su vida totalmente entregada a Dios en nuestra familia religiosa que tanto amaba. Por su presencia, aunque tan breve, entre nosotras, su última comunidad… 

Gracias, querida hermana Pilar, por el entrañable recuerdo de bondad, simpatía, serenidad y cariño que nos has dejado. 

“El Señor nos la dio…, el Señor nos la quitó: Bendito sea, por siempre, su Santo Nombre.”

 

Que ella, desde el Cielo donde habita, nos consuele y conforte, e interceda por sus familiares y por todas las hermanas de la Congregación Peregrinante…  Que el Señor resucitado reanime nuestra fe y nuestra esperanza cierta en la Vida que no muere.

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