Teresa Quintero Gallardo
Copiapó (Chile)
16 de marzo de 2023
RESEÑA DE LA HERMANA TERESA QUINTERO
Tras toda una vida dedicada al Señor, a los 91 años falleció la hermana Teresa Quintero Gallardo, de la Congregación de la Sagrada Familia de Urgel, conocidas en Copiapó por su presencia en el Liceo Politécnico “Belén”.
La Hna. Teresa nació en Caldera el 7 de octubre de 1931, hija de Felipe y Marcelina, y a los tres años se trasladó junto a sus padres a vivir a Copiapó. Tuvo ocho hermanos en total: Aide, Nelson, Edy, Juan, Raquel, Maribel, Carlos y Eliana. Entró a la Congregación de la Sagrada Familia de Urgel en marzo de 1959, en Viña del Mar. Realizó sus votos en 1962.
En el Liceo Belén de Copiapó prestó su servicio dando clases de Religión, y acompañando a las familias de las alumnas en todos los ámbitos. También en el recordado y antiguo Hogar Belén de Punta Negra, cuidaba a las pequeñas que llegaban allí, acogiéndolas y escuchándolas con cariño.
Llamada por su Congregación, estuvo en Roma y Paraguay realizando la labor evangelizadora que se le solicitó. Hasta hace unos días, seguía desempeñándose en tareas del Liceo Belén, como encargada de la Biblioteca, en donde atendía con amor, paciencia y cariño a las alumnas. A sus casi 92 años, seguía siendo un miembro activo y de gran testimonio en su comunidad religiosa y educativa.
Hace un año, la religiosa celebró 60 años de vida consagrada de Madre, en la Catedral de Copiapó, en una misa presidida por Mons. Ricardo Morales.
La Iglesia en Atacama agradece al Señor la presencia y labor de la Hna. Teresa en la vida de la Iglesia y de tantas alumnas del Liceo Belén, que a lo largo de los años han conocido su dedicación y cariño, y envía las condolencias a su familia y a su Congregación religiosa.
TESTIMONIO DE AMOR Y GRATITUD
En este bendito día de la Anunciación, quiero en primer lugar agradecer al Señor por permitirme ser parte de esta familia Janeriana Copiapina, agradecer los 26 años de trabajo y los 11 años de estudio, en total una vida entera siendo parte de ella. En ese contexto contarles lo que ha significado la figura de mi querida madre Teresa Quintero, mi socia, en mi vida.
Cuando la conocí era pequeña, estaba en enseñanza básica, luego me reencontré con ella siendo parte de la comunidad como profesora. Siempre sentí una gran admiración por su entusiasmo, su alegría, sus chistes de cada día. Trabajamos codo a codo en la biblioteca del colegio, allí recibí sus profundas enseñanzas. Tuve la dicha de ser testigo con que dedicación se preocupaba de nuestras estudiantes, principalmente de las pequeñas. Era increíble su orden, sus cuadernos de notas siempre nos ayudaban en nuestro trabajo, ya que todo lo anotaba. Cuando me tocó la tarea de ayudar a confeccionar álbumes de fotografías que contaban la historia de nuestro colegio, siempre recurrí a ella, su memoria era fascinante y escucharla contar historias era más fascinante aún. Sus dibujos, su narración de cuentos siempre nos llenó de orgullo. La Katiusca, esa pequeña que hasta el día de hoy está colgada en la biblioteca y nos da cuenta de las palabras claves para ser amables y bien educadas, fue enteramente su creación.
¡Qué hermoso recordar el viaje a la beatificación de nuestra querida Madre Janer, ella fue parte de esa gran comunidad que viajó! Nos alegraba cada día y nos motivaba a no cansarnos en todos los recorridos que hicimos. A sus casi 80 años nunca la escuchamos quejarse de cansancio en esas largas caminatas que nos tocó vivir, ¡cómo nosotros nos íbamos a quejar de cansancio!, ella no nos dejaba. Además de la gran experiencia que significó el poder ser testigos de la beatificación, para mí fue otra experiencia de vida vivida con ella. ¡Cuánto la extraño!
Este verano fue otro regalo junto a ella, junto a madre Rocío fuimos a la playa, fue su último viaje a su amada Caldera, compartimos con ella sus historias de vida, almorzamos en la playa, nos reímos, pasamos a la casa de mi hermano y como no recordar el hermoso gesto que tuvo con mi pequeña sobrina Dominga, le dio su bendición y mi Domi le dio la bendición a ella, eso la conmovió tanto que el día que fui a visitarla al hospital me preguntó inmediatamente por ella.
Mi querida madre Tere, le agradezco de todo corazón sus muestras de cariño y preocupación por mí, nuestro cariño era mutuo y con lágrimas en mis ojos, escribo estas palabras que sé que son un pequeñísimo testimonio de la madre que usted era. Busqué entre mis cosas el librito “Espíritu de la Madre Janer, esperando encontrar una frase de la madre que me ayudara a escribir, pero no fue necesario, las palabras fluyeron a través del amor. La sencillez, la humildad, la fe, la esperanza, la caridad, el Servicio, todas estas virtudes y muchas más fueron parte de su vida entregada al Señor.
Eternamente agradecida al Señor, a la Sagrada Familia y a mi Madrecita Janer por haberla tenido en mi vida y sé que estará siempre acompañándome. Un abrazo fuerte y apretado al cielo para usted y ayúdeme a cuidar al Socio, mi papá.
-Joanna Álvarez-