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Gaudencia Arenas

Matadepera (Barcelona)
11 de febrero de 2019
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A la hermana Gaudencia siempre la recordaremos por su generosidad, valentía, gratitud… valorando los pequeños detalles. Durante el tiempo que ya no podía andar y necesitaba la ayuda de los demás decía: «lo más importante de la ancianidad es llenarse de Dios.» Toda su vida fue fiel a su vocación, aceptando la voluntad de Dios manifestada por los superiores.

Primero se dedicó a la enseñanza y después fue una gran misionera. Fue fundadora de la misión  de Nsork, en Guinea Ecuatorial (África), con dos hermanas más. Era un poblado en plena selva, sin agua corriente ni luz eléctrica. No había tiendas. Para comprar lo necesario para vivir tenían que ir a Bata, pero necesitaban tres días: uno para ir, otro para hacer las compras y el tercero regresar ya que con el coche tardaban 6 horas y durante la noche no podían viajar por la oscuridad y el peligro de los animales. Con su amabilidad, bondad y con la luz del Espíritu Santo, se ganó la confianza de los gobernantes de aquella tierra y con la ayuda de los colegios de España, especialmente de Cataluña y Andorra, lograron cambiar la vida de aquel poblado. Los veranos venía a España y los familiares y amigos, al explicarles lo que estaba haciendo en Nsork,  cooperaron con sus donativos. Hicieron varios pozos de agua potable, un “Taller Anna María Janer”, donde se formaban los jóvenes en valores humanos-cristianos y empezaron a trabajar la madera, tan buena, que hay en aquellas tierras: hacían sillas, armarios, mesas… incluso camas. Antes no tenían nada de eso. También  se dedicó a la enseñanza. Crearon un parvulario para que las niñas de 9 años pudieran continuar yendo a la escuela porque si no tenían que encargarse de cuidar a hermanitos pequeños mientras las madres iban a la finca donde cultivaban la yuca y lo necesario para comer.

Durante los años que, ya enferma, vino a la Residencia de Matadepera, seguía los actos de comunidad. Era fervorosa y dejó un buen ejemplo para todos. Varios residentes sintieron su muerte y dijeron que les había explicado su vida misionera. También los sacerdotes, el padre Xavier Vilanova, encargado de la parte espiritual de la Mutua de Terrassa, donde la operaron y el padre Albert, que nos celebra la eucaristía todos los viernes, daban gracias a Dios de haberla conocido.

Gaudencia, nos has dejado el ejemplo de tu bondad, entusiasmo y entrega generosa, sobre todo, con los más pobres. Estos valores perdurarán siempre en nosotras. Gracias hermana y descansa en la paz de Dios.

-Cdad. de Matadepera-

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