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Miguela Monreal

Matadepera (Barcelona)
29 de octubre de 2019
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Diversas personas, entre ellas la comunidad de Avinyó, residentes y feligreses de la parroquia de Santa Mari del Pi de Barcelona, nos han dejado estos profundos recuerdos de su sencilla vida:

  • Ha sido una hermana buena y fervorosa.

  • Siempre preparaba los documentos para el día del retiro.

  • Llevaba el Santísimo a una señora que no podía salir de casa.

  • Iba a una residencia de ancianos, con Mosén Vilaró: preparaban la celebración de la Penitencia y luego daban la comunión. Nos acompañaban en la mesa y nos contaban como había ido.

  • Esperaba por la noche a las residentes que llegaban tarde. Las escuchaba… las animaba.

  • Bastantes residentes iban a verla en la clínica y le cantaban y Miguela siempre les decía: “Amigos para siempre”.

 

Más tarde se les tuvo que decir que no fuesen tan asiduamente. Entonces ellas, se reunían y rezaban el rosario por ella, los días de cada día, a las ocho de la tarde y los domingos a la una del mediodía.

-Cdad. de Avinyó-

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